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Virginia, 19 años, Santa Fe - Argentina. Yo sé que hay un lugar donde todo esto que escribo va a quedar, pero es que simplemente nadie entiende que es mi alma la que dejo acá. Esto soy yo. Así, tal cual, sin miedo de ser y dejarse ver. Acá y sólo acá, se verá mi verdad.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Acá estoy, acostada al lado de mi perro, escuchando Alt-J y pensando.
Debería ponerme a leer el resumen de Lengua Inglesa II pero no puedo concentrarme. Saber que casi se termina otro año me enloquece y saber que cada vez estoy más cerca de estar en la nada y salir al mundo laboral y perderme en él me pone histérica.
Sinceramente, no sé si es esto lo que quiero para mi vida. Sí, quiero dinero, pero lo quiero para ayudar. Siempre estuvo en mí esa mina que quiere salir a defender a los que no se pueden defender solos, a los que no tienen voz o simplemente no conocen su voz. Me enloquece también la idea de saber que ahí afuera, mientras yo escribo, hay alguien siendo lastimado y que yo acá no puedo evitarlo. Cuando digo alguien hablo también de un animal.
No tengo ganas de corregir esto que escribí así que voy a tomarme el palo.
Coki se muere por ir a la vía a echarse un pichi así que BYE.
Si no puedo cambiar el mundo al menos voy a tratar de cambiar mi mundo.

viernes, 20 de junio de 2014

Incertidumbre.

Hay momentos en la vida de cualquier ser pensante en que se propone entender o conocer qué es lo que está pasando a su alrededor.
No me considero una simple pensante, sino más bien una fanática del pensamiento y el cuestionamiento, caracterísiticas que me llevan a bloquear todas mis otras funciones en el momento en que tengo una duda, por más simple que esta sea.
Estoy en ese momento donde elegir qué hacer primero es un problemón. En este momento todo me parece al pedo y pienso y pienso como nunca porque sé, por experiencia, que la respuesta siempre llega.
Lo llaman ansiedad. Yo lo llamo "¿Qué otra cosa existe sino?" Porque no puedo respirar solamente. Porque hay muchas preguntas, no solo en mí sino en todos.
No puedo cruzarme de brazos y sonreir.
Quiero saber qué pasa. Qué va a pasar. Con qué otra idea puedo hacer que este momento monótono de mierda sea el amanecer de la renovación.
No quiero llorar debido a las dudas. Quiero conocer eso, eso que me tortura.

jueves, 12 de junio de 2014

La nada en sentimiento

Se sentó. Se sentó lento aunque había caminado por horas. No se sentía cansada, para su sorpresa, y eso no le molestaba en absoluto. Se sentó y miró, miró sin mirar; porque su cabeza no le dejaba registrar nada, solo las voces que resonaban y se entrelazaban con los paisajes y entre los dibujos que hacían las piedras en la montaña podía ver sus rostros. Rostros de gente desconocida, rostro de seres queridos. Rostros de angustia y felicidad y todo junto, convirtiéndola en una mujercita infeliz.
Se sentó y pensó, en el infinito, en "cuán grande es el mundo y yo acá que me siento enormemente desesperada y triste".
No estaba cansada porque no sentía nada de nada. Porque había perdido el gustito. Porque levantarse a la mañana le costaba mucho... ningún día tenía nada especial, solo la sensación de que nada le alcanzaba y que se avecinaba otro día, semana, fin de semana, mes, de mierda.
Se sentó y vio como todo el cielo cambiaba de color de azúl a oscuridad, desapareciendo el sol y cubriendo las nubes rosas toda esperanza de ver una estrella que la inspire, que le devuelva alegría, que le de un sentido a esta sensación de que todo importa nada.
¿Qué puede hacerle una cuando la rutina no es especial? ¿Cuando el día a día ni siquiera aburre? ¿Qué se hace cuando no hay nada que hacer y no se siente?

domingo, 18 de mayo de 2014

Todavía

La desesperación del otro día es la prueba concreta de que, por más que haya dicho y repetido un centenar de veces que te había olvidado, no es tan fácil dejar de pensarte.
No se trata sólo de recuerdos. De que digan "crema del cielo" y me acuerde de que es tu gusto favorito de helados, y sonría y te recuerde sonriendo conmigo mientras tomábamos helado y me ría por tus chistes esa noche en que era verano y me había puesto pura ropa blanca que se ensució, inevitablemente, con helado y nos cagábamos de risa de eso y de todo, porque estábamos bien y vos no pensabas en mañana.
Yo siempre pensé que nos íbamos a alejar pero jamás imagine que iba a ser tan rápido o tan abruptamente o tan independientemente de mi voluntad. Tan horriblemente, tan sola me sentí... siempre.
Y es curioso que ahora tus palabras hacia ella sean las mismas que robaste de mí. "Te puedo hacer más feliz aun. Dejame hacerte feliz".
Ya no lloro con dolor, pero lloro por melancolía. Por saber que acá estoy, estancada, tomando mate, leyendo historias que me transportan pero siempre me recuerdan a vos en algo. O una palabra, o una descripción de una forma de mirar o el toque de dos manos o la sonrisa del personaje principal, o el dolor de la protagonista. Todo es tan nuestro. Pero no hay "nosotros". Jamás habrá.
Qué le vamos a hacer.

sábado, 10 de mayo de 2014

No sé qué pienso. No sé si pienso.

Había silencio de a ratos, cuando las gotitas de lluvia se iban agrupando. El ruido venía cuando caían juntas, con fuerza. Yo no sabía qué sentir. Ya no sabía qué era realmente sentir. Si leer lo anterior me servía... sí, probablemente pueda comparar. Pero no sabía qué pasaba por mi cabeza o qué quería hacer que pase por mi cabeza.
Era un sentimiento de soledad en compañía... soledad que no duele, no pesa, no lamenta, no destruye. Todo se resumía a un largo y tendido silencio, que se interrumpía muy de vez en cuando. Recuerdo saltar de sorpresa al escuchar la lluvia. ¿Hacía cuánto había empezado a llover? ¿Recién? ¿Y yo qué hacía mientras? Probablemente pensaba sin pensar, sin sentir, con vagos sentimientos de nostalgia combinados con una fuerte sensación de que hay algo que siento y no sé qué mierda es. Todo iba bien. (¿Sí?)
Pero estaba el vacío.
Estaba acostumbrada al vacío, ya.
Era algo habitual, nada de qué preocuparse.
El vacío de ir caminando. El vacío de escuchar cosas que no me llenaban el alma.
El vacío de soñar con volver a reír. El vacío de querer gritar "¡Que sea viernes!" para poder tomar algo más de ron y reír y querer llorar y saber perfectamente que al otro día voy a estar así como estoy hoy.
No sé por qué mierda escribí todo en pasado, porque así me siento ahora, en realidad.
Eso de querer destruirte, sin destruir a nadie. Sin matarte. Sólo destruirte, dejarte ir, que el "no-pienso-nada" no genere ansiedad. No me haga preguntarme ¿qué sentís? ni me haga convencerme de que estoy triste y vacía porque en realidad no lo estoy. (¿No?)
Y qué llegará a pasar, cuando los días sigan así. Queriendo llenarme de penas mientras chupo, queriendo llorar mientras me río. Sabiendo que, si se me llegara a escapar una lágrima, la lluvia no para más. Quiero estar triste. Al menos podría afirmar que algo SÍ me pasa, que siento que HAY un vacío. (¿pero cómo puede haber vacío, nada...?)
Encontrar el camino. Saber qué hacer. Caerme del pedo pero consciente de que estoy bien. Porque estoy bien. Sólo es... lluvia que vuelve. Lluvia que acabo de percibir pero no sé si empezó recién o hace media hora. O si nunca llovió, no llueve y yo estoy acá imaginando que está todo mal, todo bien, todo de puta madre.
¿De qué me estaré perdiendo?

viernes, 7 de marzo de 2014

Es viernes y nada peor que un viernes en soledad. No es que me queje de la soledad... creo fervientemente que es necesario estar solo a veces pero hoy... justo hoy, justo hoy...
No sé muy bien qué día es y la verdad tampoco me importa tanto... mis días pasan todos iguales, llenos de cosas por hacer, cosas por hacer sola, cosas por hacer sola y aburrida. Pero no me quejo de estar aburrida... siempre que me aburro creo algo nuevo y glorioso y fantástico e innovador. Pero justo hoy... justo hoy no tengo ganas de crear nada.
Me preparé un té porque necesitaba algo dulce. Quiero comer chocolates intensamente así como quiero reírme intensamente. Ya estoy perdiendo la gracia otra vez, como si el cielo fuera algo común, como si el sol fuera algo común, incluso como si los pájaros fueran algo común. Todo está perdiendo sentido.
Ya ni sueño... no, ya no sueño. Ya no tengo sueños felices (o pesadillas siquiera) ni me imagino como quiero que sea mi vida cuando crezca más.
No sé qué quiero ni sé a dónde voy. Me gustaría que aparezcas y me guíes. Que me cuentes, que te cuente, que te rías y yo me ría también. Quiero sentarme a mirar las estrellas con vos y que nada nos importe más que nuestras miradas brillando en la noche.
Y es viernes, me toca pensar así. Todos los viernes venís hacia mí como una presencia que susurra en la oscuridad... no me da miedo ni felicidad, pero me enoja sentirte. Recordarte tanto cuando hago algo.. algo tan insignificante como leer historias de amor.
¿Me enamoré del recuerdo? ¿O me enamoré de vos?

lunes, 3 de febrero de 2014

Hace tanto tiempo que no escribo acá que, cada vez que leo alguna entrada, me resulta extraño creer que la que escribió eso fui yo. Me da gracia releer que "sufría" por amor, que no entendía que me pasaba, que me sentía desplazada... No porque me ria de mis sentimientos, sino porque veo que estaba muy equivocada porque creía que lo único bueno que iba a pasarme en la vida era estar con alguien o tener más de tres mejores amigas y ahora las cosas son tan distintas...
Ni en el horizonte ni a mi lado veo un alma con la que quiera pasar el resto de mis días... no veo un noviecito por ahí, no lo espero y no lo busco. Me alejé de dos de mis amigas y la verdad es que.. la vida sigue. 
Se acercó un cachorro perdido a mí y decidí que jamás lo iba a abandonar y ahora verlo crecer me hace más feliz que cualquier alegría que el que no quería ser salvado podría haberme dado... Estoy bien ahora. No tengo tiempo para sentarme a llorar y lamentar mi horrible vida porque no tengo una vida horrible. 
Todo puede ser hermoso y no hay nada más hermoso que crecer. Ser como un árbol, nutrirse de lo que traiga la tierra, sentir el viento y el agua... respirar con las hojas abiertas.
Hace más de un año que soy vegetariana y eso me dio una paz enorme... me siento en paz, me siento orgullosa de mí.
No hay plan más hermoso que salir a caminar con mi perro y que conozca otros perritos y quiera jugar. Es como si fuera mi bebé.
Cambiaron muchas cosas... hice las pases con mis sentimientos. Me permito sentir... me permito sanar... porque me está costando volver a ser la virgi contenta, buena onda, que no para de reír pero de a poco todo se logra, no? ;)
Por ahora dejo que el viento me llene y que el sol me queme. 
Buenas tardes.

jueves, 4 de julio de 2013

Bleh.

Ni sol pegando en las mejillas, ni lluvia directo a los ojos.
No quiero nada hoy porque nada parece quererme. Me apuñala la mala suerte y todo se me cae de las manos, se escurre en el infinito y mi mente trabaja frenéticamente tratando de recordar todo lo malo que viví para compararlo con lo actual y ver si debería estar o no feliz.
Me siento. Muevo el cuello a los costados, arriba, abajo, lo dejo en el medio para mirar la pared. El televisor, los cuadritos, el timbre y luego la luz. Sigue estando todo oscuro.
Hoy es el día más lento que recuerdo haber vivido y no me duele sino que me pesa y lo que sí me duelen son los hombros.
Tiemblo, creo que hace frío.
No sé. No conozco. No quiero nada hoy porque hoy nada parece quererme.
Me sostengo en el sillón y sigo sentada... tal vez, diez minutos más.
Siento, luego desaparezco.

Bleh.

Ni sol pegando en las mejillas, ni lluvia directo a los ojos.
No quiero nada hoy porque nada parece quererme. Me apuñala la mala suerte y todo se me cae de las manos, se escurre en el infinito y mi mente trabaja frenéticamente tratando de recordar todo lo malo que viví para compararlo con lo actual y ver si debería estar o no feliz.
Me siento. Muevo el cuello a los costados, arriba, abajo, lo dejo en el medio para mirar la pared. El televisor, los cuadritos, el timbre y luego la luz. Sigue estando todo oscuro.
Hoy es el día más lento que recuerdo haber vivido y no me duele sino que me pesa y lo que sí me duelen son los hombros.
Tiemblo, creo que hace frío.
No sé. No conozco. No quiero nada hoy porque hoy nada parece quererme.
Me sostengo en el sillón y sigo sentada... tal vez, diez minutos más.
Siento, luego desaparezco.